Bajo la lluvia
Cuando la veo en la cama,
mariposa con las alas abiertas,
intuyo en mis dedos la humedad
que cabe en siete mares.
Abrevo en ella con la sed
del que ha cruzado los desiertos.
Llamo a su puerta.
Me invita a pasar
y entro,
con la suavidad de un pincel
que pinta porcelana
y no quiere
terminar de pintarla.
Se da la vuelta,
arquea la espalda, es un puente colgante
que une dos abismos.
Recorro valles, laderas y montes,
río que busca su cauce.
El cielo anuncia tormenta,
rayos y truenos.
Y llueve.
Una lluvia intensa
que
gota
a
gota
se desvanece.
Dos cuerpos y una calma a la deriva.
Dedos que dibujan mapas simultáneos
por si vuelven a perderse.
Y a lo lejos,
el viento imprudente sopla
sobre unas brasas
que no aprenden a apagarse.